Está lloviendo, bueno lo estaba. La tormenta final del verano cargadita de rayos y truenos apareció a lo lejos, se hizo notar a base de aire y polvo cubriendo todo el horizonte con su manto gris en el cielo y marrón en la tierra. Ha tardado en recorrer los 7 km que distan del pueblo vecino poco más de media hora... vale, ya está aquí... la expectación crece, los rayos bajan nerviosos, relúcen en la tarde... 'brrrroooommm!!!'... ¡toma trueno!... esto promete un gran chaparrón... ( )
Mucho ruido, algo de luz y cuatro gotas que apenas mojan la calle, nada que ver con las tormentas de los veranos de la niñez cuando tormenta significaba apagón, velas, misterio y noches fresquitas...
En fin, otro verano que se escapa de entre los dedos, mañana vuelta a la rutina, a los ruidos artificiales y al trepidante ritmo de un mundo inmerso en la locura y sin un destino claro.
Menos mal que nos quedan en el recuerdo las frías gotas de agua y los largos paseos en la buena compañía de las vacaciones.
1 comentario:
Yo me las he ido perdiendo todas. Me he comido todo el sofocante verano en el sur y en vacaciones me lo he ido llevando a donde quiera que he ido. Hasta tal punto, que al volver al sur acababa de terminar de llover. 15 días después, sigue el sofocante calor
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