martes, 5 de junio de 2012

Viajar Enriquece

Es una verdad absoluta. Solo el que viaja a países lejanos con costumbres totalmente distintas a la propias y es capaz de interactuar y de relacionarse con esa otra cultura, se convierte intantáneamente en un privilegiado. Digo esto porque ahora que se acercan las vacaciones de verano, muchos de nosotros intentaremos saltar los charcos, brincar a otras latitudes o simplemente poner un poco de tierra de por medio y cruzar nuestras fronteras en pos de nuevas experiencias. En esto como en todo hay varias clases de viajeros, pero yo las reduzco a dos tipos: los que se relacionan con las personas y las que no.

En el primer caso, si te relacionas, hablas te interesas por la vida de las personas, verás que la vida es igual en todas partes, pero (y ahí está la riqueza) verás resolver problemas cotidianos de forma distinta y posiblemente sorprendente (y seguro que luego, en casa, seas capaz de aprovechar y poner en práctica).

En el segundo, el viajero pasará haciendo fotos, mirando mapas y leyendo carteles de direcciones, calles y pueblos, pero se perderá la riqueza cultural, personal y étnica de aquellos países que pueda pisar.

En definitiva, hay que viajar sí, pero también hay que 'embadurnarse' de la cultura y de las personas... y seguro que al volver a casa eres capaz de aplicar nuevos puntos de vista a los problemas cotidianos... y resolverlos de forma innovadora... o no...

y luego el pensamiento feliz del día:

¿por qué cuento todo este rollo?, pues porque me he dado cuenta que a raíz de mi último viaje he modificado mi forma de ir por calle. Me he sentido tan bien tratado allí donde estuve que se me ha pegado la forma de hacer de la gente con la que traté. Hace un tiempo ni me hubiera planteado perder un metro o dos o tres cuando alguien me pregunta por una determinada estación o lugar, tampoco me hubiera parado en un semáforo que no necesitaba cruzar para decirle al señor de un coche que llevaba una rueda demasiado desinflada ni le hubiera deseado buen día al mismo señor... Y sí, es gratificante saber que de una forma u otra le has sido de ayuda a alguien desconocido y quién sabe si esa aportación ha hecho de este mundo y por un solo ratito un lugar mejor...  y eso mola... :)



2 comentarios:

La Maripili dijo...

Estás opositando para ser el próximo enviado de Dios en la tierra??? no, ya lo tengo! nunca estudiaste en un cole de monjas, por eso no sabes que lo que acabas de descubrir se llama "educación" jajajajajajajaja qué cabrona....echaba ya de menos meterme contigo...
En serio, sí, tienes razón, mola no tener prisa para poder redescubrir el mundo que te rodea.

Martina A. Britt dijo...

Pues sí, la realidad es que hace falta más gente que se preocupe por las otras y que el mundo deje de ser un poquito menos egoísta y frío...habrá que tomar nota.